Quiero cambiar de ERP
Según Gartner, más del 70% de los proyectos de transformación digital fallan parcial o totalmente debido a sistemas legados que ya no soportan el crecimiento ni la agilidad que requiere la empresa. Un ERP que fue implementado hace 5 o 10 años probablemente ya no refleja la estructura actual del negocio, ni permite operar con flexibilidad frente a clientes, proveedores o nuevas normativas.
Lo que pocos consultores dicen abiertamente es que la obsolescencia funcional de un ERP no ocurre solo por la edad del software, sino por la desconexión entre la estrategia operativa y la realidad tecnológica. Muchas empresas siguen atrapadas en sistemas on-premise que requieren costosos upgrades para mantenerlos apenas operativos, mientras pierden competitividad frente a compañías que ya migraron a plataformas cloud, modulares e integrables.
Cambiar de ERP no es simplemente una mejora tecnológica: es una decisión de continuidad operativa, mitigación de riesgos y protección del negocio frente al futuro.
Dependencia excesiva de Excel como “sistema alterno”.
Baja adopción interna: el sistema es visto como obstáculo, no herramienta.
Altos costos de mantenimiento o soporte no especializado.
Imposibilidad de generar reportes en tiempo real.
Procesos clave siguen operando manualmente o fuera del sistema.
Falta de trazabilidad financiera o fiscal.
Problemas de cumplimiento normativo en tiempo y forma.
Integraciones fallidas o inexistentes con plataformas externas.
Rigidez en el modelo de negocio (no permite nuevos productos, canales o territorios).
Pérdida de visibilidad gerencial: decisiones basadas en intuición, no en datos.
La migración de un ERP no debe abordarse como un simple proyecto de TI, sino como un proceso de transformación organizacional transversal. Uno de los errores más comunes que observamos es intentar replicar “lo mismo que teníamos” en un nuevo sistema. Esta mentalidad de “trasplante” perpetúa ineficiencias, impide la mejora continua y desperdicia el potencial del cambio.
Un estudio de Panorama Consulting reveló que más del 40% de las empresas que migran de ERP no rediseñan sus procesos internos, lo cual termina en sobrecostos, baja adopción y frustración.La migración debe ser aprovechada como una instancia para redefinir flujos, simplificar estructuras, integrar información dispersa y fortalecer la gobernanza digital.
Además, hay una dimensión oculta que pocos proveedores abordan: el costo de oportunidad del tiempo perdido. Cada mes que operas con un sistema ineficiente, estás perdiendo decisiones oportunas, agilidad comercial y potencial de escalabilidad.
Selecciona una solución diseñada para crecer con tu modelo operativo, no solo para reemplazar lo actual.
Exige arquitectura cloud nativa: más resiliencia, menor TCO (Total Cost of Ownership).
Realiza una auditoría de datos antes de migrar: errores heredados matan la eficiencia.
Identifica procesos críticos que deben rediseñarse, no copiarse.
Evalúa que el ERP tenga localización fiscal y regulatoria para tu país.
Involucra a líderes funcionales, no solo al área de TI.
Solicita demos sobre tus propios flujos, no demos “de catálogo”.
Pide referencias de clientes que hayan migrado desde el mismo sistema que tú.
Diseña escenarios de contingencia (rollback, doble operación, sandbox).
Define desde el inicio los KPI’s que demostrarán el éxito del cambio.
Migrar desde un ERP ya existente es uno de los retos más complejos y delicados en la transformación digital de una empresa. No estás partiendo desde cero: estás reemplazando la columna vertebral de tu operación… mientras la empresa sigue en movimiento.
La dificultad no está solo en mover datos, sino en migrar una lógica operativa arraigada: flujos, costumbres, integraciones, reportes y formas de trabajo que ya tienen años en uso, aunque estén llenas de parches.Un error común —y peligroso— es subestimar este cambio y tratarlo como si fuera una “implementación nueva”.
Además, los datos de tu sistema actual no están listos para migrarse tal cual.Están sucios, desactualizados, duplicados o mal categorizados. Según Forrester, el 60% de los errores en migraciones de ERP provienen de una mala gestión de datos heredados.
Por eso, un cambio de ERP exitoso requiere:
Rediseñar, no copiar procesos antiguos.
Reconstruir indicadores, no replicar reportes “hechos a mano”.
Reentrenar usuarios, no asumir que todo es intuitivo.
Y muy importante: desaprender lo que ya no debe seguir operando.
Un buen partner no solo cambia tu sistema. Te ayuda a reconstruir el modelo operativo con visión de futuro.
Evaluación funcional profunda del sistema actual: qué funciona, qué se mantiene, qué se reemplaza.
Identificación de procesos contaminados por parches, controles manuales y “atajos”.
Diseño de un nuevo modelo de datos alineado a buenas prácticas (no solo conversión técnica).
Categorización y limpieza de catálogos, transacciones históricas y saldos.
Revisión de interfaces actuales: qué integraciones se mantienen, cuáles se replantean.
Plan de cambio por fases: migración controlada, con entornos paralelos si es necesario.
Simulación de cierres contables, fiscales y operativos en el nuevo sistema antes del go-live.
Capacitación diferencial: usuarios expertos en el viejo ERP también deben reaprender.
Acompañamiento intensivo post go-live: soporte, ajustes finos, y documentación viva.
Medición de beneficios: qué gané, qué optimicé y qué dejé atrás (de forma consciente)
Ayudamos a que vuelvas a confiar en tus procesos.
Hacemos un diagnóstico claro de tu sistema actual.
Diseñamos contigo un plan de migración viable.
Acompañamos cada etapa para que nunca pierdas el control.